El ejército ptolemáico se organiza según el modelos creado por Alejandro Magno. Así, existe una distinción neta entre los jinetes y los soldados de infantería, organizados en falanges de mil hombres. Como las otras monarquías helenísticas, tuvo también un cuerpo de elefantes de guerra. Los ejércitos fueron aumentando paulatinamente el número de mercenarios, profesionales de la guerra cuya principal aspiración era mejorar su propia suerte. Sin ningún espíritu patriótico, eran elementos inseguros. Los lagidas no hicieron nada para hacer frente a este problema hasta que Ptolomeo IV decidió realizar un reclutamiento nativo, buscando constituir un meollo de soldados fieles como base de su defensa militar. Los primero Ptolomeos habían intentado establecer a los mercenarios en Egipto, dándoles así una motivación nacionalista. Para ello, se distribuía entre estos mercenarios extranjeros parcelas de tierra a cambio de su participación militar en caso de conflicto. Los lotes eran proporcionales al grado militar de sus beneficiarios; cuando el sistema fue ampliado a los nativos incorporados en el ejército, éstos tuvieron que contentarse con parcelas más pequeñas que los griegos. Este sistema puso a los soldados griegos en contacto con los nativos, y ayudó a la transmisión de nuevas técnicas agrícolas. En la práctica, el griego no renunció a su estilo de vida para lanzarse a la agricultura; generalmente, continuó viviendo en la ciudad entre otros griegos, alquilando su tierra a granjeros nativos; los contactos con la población local fueron por lo tanto de dueños a colonos, a menudo con modales despreciativos. Esta actitud fue tanta más odiada por los egipcios porque estos tuvieron a veces que hacerse cargo de alojar a los soldados, obligación pesada que se prestaba a abusos. Si este sistema permitió a los primeros Lagidas asegurarse un ejército relativamente sólido, su efecto se deshizo poco a poco; debido en primer lugar a la saturación en las tierras disponibles que el rey podía ofrecer a cambio de un compromiso en el ejército; luego, porque el hecho de que los nativos se pudieran beneficiar de este sistema lo desvalorizaba a los ojos de los griegos; Y peor aún, porque no se recuperaban estas tierras a la muerte de sus poseedores, que los transmitían a sus herederos sin que estos reasumiesen las obligaciones militares de su padre. Éste último caso se agudizó al final del periodo ptolemáico, debido a la transmisión de los terrenos a las hijas cuando éstas eran las únicas herederas: El sistema de nuevo tiene que basarse en la contratación de mercenarios.